A lo largo de estos días la Asociación Hijos del Maíz está llevando a cabo una serie de charlas formativas para los distintos sectores de la población. Así,  el 31 de julio fueron  convocados los adultos, padres y madres de los niños que participan en los diversos programas de la Asociación, para compartir una hora de exposición, reflexión y diálogo sobre la violencia intrafamiliar.

Desgraciadamente a la charla, como suele ocurrir, sólo asistieron las madres de familia acompañadas de algunos jóvenes, chicos y chicas del programa de informática, como si este problema no interesara a los hombres. Dicha charla fue impartida por Ixchen Nicaragua (Centro de mujeres). Hay que señalar que este tema es de suma importancia por el sufrimiento que padecen muchas familias de estas comarcas por la violencia intrafamiliar que se da en seno de las mismas.

Por su parte, las tres voluntarias que trabajan estos días con nosotros (Ana, Claudia y Laura), estudiantes de 5º de medicina en Salamanca, y listas a enfrentarse a su final de carrera,  impartieron dos charlas. La primera para los más pequeños, sobre higiene bucal, también muy necesaria ante la realidad que viven estos niños. Muchos de ellos padecen serios problemas bucales. La segunda destinada a los alumnos de 3º, 4º y 5º de bachiller (12-19 años), sobre prevención de embarazo en la adolescencia, otro problema muy serio en Nicaragua, segundo país del mundo, detrás de Nigeria, donde más embarazos se dan en niñas menores de 15 años.

Estas dos charlas se están ofreciendo con el deseo de ayudar a los padres y profesores de estos niños y jóvenes a educarlos en una serie de temas que en muchas ocasiones no son fáciles de abordar por ellos. El peso cultural es muy fuerte y conlleva un proceso muy lento de formación, sobre todo en las comarcas donde parece que el paso del tiempo se vuelve mucho más lento que en la ciudad.

Hay momentos en los que uno desearía que estas personas no cambien, porque aún guardan unos valores esenciales para la convivencia que en otros lugares han sido engullidos por la “modernidad”. Pero también no es menos cierto que hay que entender que el cambio de mentalidad generacional se debe imponer para todo aquello que ayude a construir una sociedad más justa y, dentro de ella, como es lógico, unos individuos con unos principios más enraizados en la realidad actual sin perder nunca su identidad y los valores donde deben asentar sus vidas.