Si hasta ahora hemos llegado desde España varias personas para colaborar con la Asociación Hijos del Maíz, aquí en los proyectos que llevamos a cabo en Nicaragua, ahora vivimos una nueva experiencia. Por primera vez tres personas, Ana, Claudia y Laura, estudiantes de medicina, han llegado para compartir su tiempo y sus conocimientos con las personas de la Comarca de San Blas, viviendo en la casa que se ha construido para albergar a los voluntarios, a pie de proyectos para que su integración sea mayor.

Han terminado 5º de Medicina en la Universidad de Salamanca y, pudiendo dedicar sus merecidas vacaciones a otros menesteres, han querido venir hasta este preciso rincón del Planeta a ponerse a disposición del Dispensario Médico “San Marcos”.

Compartiendo y aprendiendo. Esta es su labor: descubrir la riqueza que alberga en los corazones de los nicaragüenses envuelta por la pobreza que les acompaña; atender sin prisa a los enfermos y captar así mucho mejor la vida que los envuelve; poder disfrutar de la confianza que el médico les ofrece para que sientan que ya hay tareas que saben y deben realizar; ayudar a los más pequeños y a sus padres algunas normas esenciales para disfrutar de una mejor salud, porque ya sabemos que “es mejor prevenir que curar”. Es el encuentro con otra tierra, con otra cultura, con otra gente, pero es el encuentro con las personas que disfrutan cuando se les mira con cariño, se les habla con respeto y se colocan al mismo nivel para cruzar sin dificultad las miradas que nos hacen sentir iguales.

Si hasta ahora no hemos tenido dificultades para venir y estar en esta tierra, ahora la Asociación tiene un lugar donde las puertas también están abiertas para aquellos que quieran vivir una experiencia en nuestros proyectos.

Si Laura, Claudia y Ana han sido las primeras, esperemos que tras ellas lleguen muchas más personas.